EL PROBLEMA NO ES EL DOLOR

El dolor te hace sufrir, pero no te destruye. El problema es la soledad engendrada por él. Es lo que te mata lentamente, lo que te aisla de los demas y el mundo.Y lo que despierta lo peor que hay en ti.

jueves, 19 de junio de 2014

A MI FAMILIA, GRACIAS.

Entramos en una época convulsa con nuestros padres y madres y super Mö nos manda este artículo con vídeo copiapegado con mucho amor de Yomemimo.



El otro día me preguntaron cuales eran los temas mas habituales que trataba más en consulta. Con la mayoría de mis pacientes siempre tenemos un tema en común: la familia. La convivencia familiar y el roce hace que muchas veces surjan conflictos con nuestras personas mas queridas. Los conflictos o desavenencias familiares pueden llegar a marcarnos de una manera muy profunda.
Nuestra identidad viene marcada desde la infancia a través de nuestras experiencias personales, además de nuestras creencias familiares. Nuestra familia es nuestro equilibrio y sostén. Ninguna familia es perfecta y cada uno tenemos un rol específico. Las relaciones familiares no son fáciles. Son complejas y cada uno, de manera consciente o inconsciente tenemos un rol asignado en ella. Por ello es importante ser conscientes de esos roles y cuidar las relaciones familiares, ya que los conflictos no resueltos, pueden llegar a afectar o a condicionar nuestra vida de adultos.
Es importante poder trabajar todos los problemas familiares ya que son los que guardamos de forma más profunda y los que nos pueden llegar a afectar o a condicionar en nuestra vida de adultos. Ser padre no es fácil, no nos enseñan como hay que hacerlo y aprendemos a base de prueba y error. Los padres también tenemos nuestros propios problemas, que muchas veces se reflejan en casa. Como padres hacemos lo mejor que podemos con las herramientas que tenemos. Yo esta frase realmente la llegue a entender mejor cuando fui madre. Para mi , fue muy liberador ser consciente de ello, ya que como padres cargamos mucha culpa de si estamos sosteniendo a nuestros hijos de la manera correcta o de si podemos hacerlo mejor. Los padres siempre hacemos lo mejor que sabemos. Pensamos que sabemos que tipo de padres queremos ser pero la verdad es que no tenemos ni idea. La vida se encarga en enseñárnoslo.
Ser hijos tampoco es fácil y nos enfrentamos con situaciones que también pueden ser complicadas. Cuando maduramos tenemos que corroborar si esas creencias familiares van con el tipo de vida que quiero llevar. Podemos entrar en crisis de identidad en ese momento pero es nuestro trabajo personal encontrar quienes somos. El tener distintas creencias que mi familia, no implica que no les quiera. Implica que agradezco sus enseñanzas pero yo elijo otro camino. Elijo el camino que mas se adecua a mis necesidades personales.
Cuando nuestros padres se hacen mayores, es muy importante seguir el rol de hijo. No porque nuestros padres envejezcan son menos capaces de llevar su vida. Tenemos que aprender a respetar y aceptar que aunque pensemos que sabemos más ,no es cierto. No hay mayor sabiduría que la vejez. Cada persona lleva la vida que quiere llevar. Para un equilibrio familiar es muy importante que se respeten los roles.
Como he dicho antes, lo que más trabajo son conflictos familiares. Es donde la mayoría de los grandes aprendizajes ocurren. Yo personalmente creo que tanto nuestros padres como nuestros hijos son nuestros grandes maestros. Hoy cada uno de nosotros somos quienes somos, gracias a todo lo que hemos vivido con nuestra familia. Son experiencias que nos marcan. Muchas veces se crean situaciones complicadas y muy dolorosas. Nos cuesta entender como pueden estar ocurriendo en nuestra familia . La razón por la que pasa en la familia, es por el impacto que tiene en uno. Ya que si no, no habría aprendizaje. el impacto es muy profundo porque toca nuestras raíces y nuestra identidad.
hazlo-ahora
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El perdón es un proceso fundamental para el equilibro de una persona. Es la única forma que podemos soltar las mochilas del pasado y vivir el presente. Los conflictos familiares son los más importantes de perdonar. El cargar con ese resentimiento no vale la pena. En cierta ocasión, un paciente me dijo sobre su madre, “Ya la perdonaré cuando se muera”. Yo le respondí con la siguiente pregunta, “¿Por qué no ahora? “, ¿No sería mejor aprovechar el tiempo que le queda viva para crear recuerdos bonitos?. De esta manera cuando esa persona ya no este, poder recordar esos momento alegres que llenaron tu vida.
Se que muchas veces no es fácil el perdonar. Pero cuando solucionamos los problemas familiares nos liberamos de una carga que arrastramos. Para el proceso del perdón,es muy importante entender que muchas veces no hablamos el mismo lenguaje, da igual lo que le digas al familiar que no te va a entender. Quiero decir que no nos empeñemos siempre en expresar todo porque muchas veces hacemos más daño. Ya que muchas veces donde nos enganchamos es en la comunicación y perdemos la prioridad. Yo como hija puedo transmitir como me he sentido en ciertas situaciones dolorosas, pero si mi madre ha hecho lo mejor que ha podido, con las herramientas que ha tenido, le va a costar mucho asimilar que no ha tenido un buen resultado. Muchos padres no están listos para asimilar que aun haciéndolo con la mejor intención, le han hecho daño a sus hijos. La solución esta en expresar todo lo que sentimos a través de técnicas de liberación emocional.
La gran palabra con respecto a la familia es la “aceptación”. Hay ciertas edades en las que las personas ya no cambian y depende de nosotros ver si nos compensa aceptarlas como son. Igual nuestro trabajo personal está en la aceptación. El aceptar a alguien no significa dejar que nos hagan daño. El aceptar es saber que la persona tiene buena intención y no lo supo hacer mejor. Yo siempre tengo derecho de establecer mis límites y decidir por que situaciones pasó y cuales no me vale la pena. Muchas veces estamos empecinados en “pelear” un conflicto que se solucionaría si entendiésemos que ninguna de las dos partes pretendió herir al otro, y que él estar así produce mucho más sufrimiento. En todos los procesos que yo he sido terapeuta, he visto como al final sufren mucho las dos partes, con este tipo de conflictos familiares.
Finalmente, si no nos hubiese ocurrido, todo lo que nos ha pasado con nuestra familia, no seríamos quienes somos hoy. Realmente necesitamos esos padres y esos hermanos para poder aprender nuestras lecciones y seguir aprendiendo. La familia es como una planta, hay que regarla todos los días. La familia son nuestras raíces. Muchas veces sacamos lo peor de nosotros mismos cuando estamos con la familia. Pensamos que todo vale y nos van a perdonar, que no hay consecuencias. Pero eso es un error, porque es donde más daño podemos hacer. La familia es donde más amor tenemos que dar y más aceptación tenemos que enseñar. Cuidemos a nuestra familia que es lo más bonito que tenemos y donde nuestros hijos forman sus raíces.

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